jueves, 22 de enero de 2009

"Los sordos no son peces"

En este capítulo pepita ya es profesora de niños sordos, lo que siempre ha deseado, pero en Navidad sufre una crisis de ansiedad y depresión y le aconsejan que tome pastillas y vaya a psicoanálisis y así lo hace, hasta que al final se da cuenta de que lo que necesita es un cambio en el sentido de la vida y en escuchar y conocerse a si misma..lo hace y su cambio es radical, ahora ya disfruta pensando y ya no tiene miedo a pensar y cada vez vence más y más barreras y disfruta haciéndolo. También mejoran y mucho las relaciones familiares.
Poco después Pepita descubre que su hermana Mar, también tuvo una gran depresión y con los mismos síntomas y le causa una gran extrañeza ya que consideraba a Mar poco más o menos como indestructible. Mar le explica lo mal que se sintió al dejar la escuela de sordos y cambiar aun colegio de oyentes.
Después las dos hermanas se ponen a refelexionar sobre el mundo del trabajo y que los sordos necesitamos ver a otros sordos trabajando ya sí tener un referente sordo. Mar está entusiasmada con estos temas y se nota un cambio en su actitud, también Pepita ha cambiado mucho desde tener su depresión y sigue con sus lecturas para formarse y ser mejor profesora de sordos.
En este capítulo Pepita conoce al Sr. Ángel Calafell y la Asociación de sordos "Mutua", todo un descubrimiento y el Sr. Calafell le ofrece un trabajo de administrativa y a la vez la forma en el tema federaciones, asociaciones, conferencias, etc y sobretodo en el legado de la cultura sorda que nos han dejado los sordos mayores.
A continuación toca el tema audífonos y habla sobre la libertad de apagarlo para no oir, ya que es muy corriente que el sonido irrite y muchos sordos prefieran ir sin audífono, también se pregunta y me hace gracia, ¿no hay de colores? Yo escribiría todo un tema sobre mi experiencia con el tema audífonos y la frase que me he tenido que comer de que..."casos como tú no hay"..."los fabricantes no hacen para gente como tú" y demás chorradas.
capítulo para hablar de la lectura labial y coincido plenamente con Pepita que solo la lectura no es suficiente, usamos el audífono, la deducción, las frases que conocemos, etc para reconstruit lo que no oímos y con el resultado de equivocarnos muy a menudo. Yo lo que hago es avisar enseguida que soy sordo y veo poco, así la persona ya se sitúa.
También ella habla del tema de esperar en la cola del supermecado o tienda más pequeña. Pepita se siente mal y se aburre.
Los sordos no tenemos paciencia para esperar que los oyentes terminen de hablar, queremos y exigimos que nos hablen y ya y coincide plenamente y yo siempre estoy interrumpiendo y con ganas de hablar yo, pues ya sabemos cual es el motivo...
Ahora Pepita hace un viaje a París y allí acude a ver una obra de teatro donde actua Emmanuelle Laborit, que escribió el famoso libro " el grito de la gaviota", Pepita no entiende la obra ya que es en LSF, pero como es paracida a "Hijos de un Dios Menor", más o menos la entiende, pero se le despiera el deseo de escribir al leer en francés y luego en castellano el libro de la "gaviota" Pepita se lanza a escribir su libro y cada vez se siente mejor.
Pepita entra en el tema intérpretes de LSC, ya que la traducen mal en una conferencia y se ve obligada a usar la voz. Por el contrario los sordos poco competentes en LSC, pienso que se deben sentir igual de mal al tener que usar la LSC y no su voz...¡nos hemos dado cuenta de este hecho? creo más bien que no...

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